Publicado 2021/09/28
En el marco del Día de Acción Global por el acceso al Aborto Legal y Seguro celebrado cada 28 de septiembre desde 1990, convocado por grupos feministas de todo el continente para exigir a los gobiernos faciliten los servicios de aborto, se reconocen las luchas autogestivas que acompañan la decisión de abortar de mujeres, hombres trans y personas disidentes con capacidad de gestar.
La perspectiva autogestiva coloca a las personas que buscan información sobre aborto seguro como agentes expertas sobre su entorno, capaces de encontrar soluciones por ellas mismas, conocedoras de su cuerpo y proveedoras de saberes que comparten con otras que estuvieron o estarán en la situación de interrumpir un embarazo por las razones personales que cada quien precise. Y éstos modos de organización son viables para quienes resisten desde las disidencias.
En México el aborto se penalizó por primera vez en el gobierno de Benito Juárez en 1871; eximía el castigo de prisión sólo cuando era provocado por un accidente o si la vida de la persona gestante corría verdadero peligro de muerte. Con el tiempo, se agregaron las causales de violación, salud, malformación congénita, inseminación artificial no consentida y, en Yucatán se permite cuando se comprueba que no se cuenta con recursos suficientes para sostener el cuarto embarazo después de tener tres hijes con vida.
El hecho que la ley lo permita bajo esas causales no garantiza que a todas las personas se les cumpla ese derecho o que no existan otras situaciones personales o sociales para considerar la opción de interrumpir un embarazo.
La intensión de estas luchas es brindar información objetiva, científica y laica sobre el ejercicio de los Derechos Sexuales y Reproductivos, así como extender vínculos amorosos sobre un evento que culturalmente nos han hecho creer que se vive en soledad. La apuesta es abrazar todas las decisiones reproductivas, incluida la del aborto seguro porque la salud es un Derecho Humano.
Soy una persona no binaria, mi pronombre es elle y me refiero a mi misme en neutro.
La mitad de mi vida la he dedicado a reflexionar sobre la sexualidad humana desde mi experiencia como investigadore social y luchadore por los derechos sexuales y reproductivos.
He colaborado con distintas organizaciones civiles y colectivas feministas interesadas en contribuir en cambios sociales que permitan a las personas vivir su sexualidad de manera informada, placentera y libre de prejuicios.
En los últimos años he facilitado talleres sobre procesos organizativos entre mujeres diversas, lesbianas y personas trans para acompañar abortos de manera sensible en los tres estados que conforman la península de Yucatán. Ha sido una maravillosa experiencia que sigue expandiendo semillas.