Las expresiones comportamentales de la sexualidad son muy diversas, y cada una tiene características significativas que las distinguen de las demás. En la mecanofilia las personas sienten una gran atracción sexual hacia las maquinas, en especial hacia los cohetes o vehículos de cuatro ruedas. Científicamente se desconoce los motivos por los cuales la mecanofilia surge durante el desarrollo sexual, sin embargo, esté o no científicamente comprobado es un hecho de que esta expresión comportamental es real y hay personas con un deseo sexual no tan común pues esto no se trata de tener sexo con alguien más dentro de un coche sino de tener sexo con el coche.

Tal es el caso Edward Smith; un hombre norteamericano quien asegura haber tenido sexo con al menos mil autos. Él reconoce haber sido un poco “promiscuo” de joven, pero a día de hoy ha declarado su amor incondicional por Vinilla pues la considera su novia, (es el nombre del Volkswagen Beetle de 1974 de Edward).

Smith afirmaba hablar con el coche, tener citas románticas con su Volkswagen y le preocupaba tanto su seguridad y bienestar como si de una persona se tratara. Lo que siente es puro romanticismo, como el que una persona puede sentir hacia otra. Es la humanización del objeto.

Esta peculiar atracción la siente desde los 13 años: si bien los que experimentan la mecanofilia tienen sus propios “hábitos sexuales”, en el caso de Edward asegura que disfruta dando besos, lametones, restregones… con la carrocería o los asientos del coche, a lo que acompaña con la masturbación.

Al igual que otras expresiones comportamentales de la sexualidad, los que experimentan esta no tienen necesariamente un trastorno mental, ni quieren o tienen por qué ser tratados en el que caso de que puedan llevar una vida saludable y en su entorno esté normalizado. De hecho, Smith afirmaba que no estaba enfermo y que no tenía intención alguna de cambiar ya que no hacía daño a nadie.

Este es un tema demasiado estigmatizado y en consecuencia no hay suficientes investigaciones al respecto. Difícilmente se encuentran investigaciones y lo común es que la información que circula en internet responda a un interés morboso. Las personas que la experimentan prefieren mantener este gusto en secreto, ya que temen la segregación social o porque sienten vergüenza, incluso aun estando en un proceso terapéutico ellos prefieren omitir este dato a sus terapeutas, lo que dificulta aún más el conocimiento sobre el tema.

"El manual diagnóstico de enfermedades mentales (DSM) contempla las expresiones comportamentales como una enfermedad mental sólo en el caso en que provoquen un deterioro social, laboral o familiar. Si no es el caso y no daña a terceros; no habría porqué menospreciarlas. Al fin y al cabo, la mayoría de las personas experimentan deseo sexual.